Mejorar la sonrisa no es un asunto prohibitivo como ocurría hace algunos años. Y no solo en coste, también en la idea de que los brackets eran solo para adolescentes y solo ellos tenían el derecho de reacomodar sus dientes.
Las cosas han cambiado, y ahora hay más adultos interesados en un tratamiento de ortodoncia para ajustar su dentadura y mostrar una sonrisa perfecta. De hecho, 70% de los españoles están dispuestos a llevar aparatos.
Así lo corrobora un estudio realizado por la Sociedad Española de Ortodoncia Invisible, que además afirma que uno de cada cuatro españoles ya tiene un tratamiento de ortodoncia en sus dientes o lo han llevado en algún momento de su vida.
El uso de ortodoncia en adultos se ha triplicado en los últimos años. Los pacientes de más de 18 años ocupan 38% de las aplicaciones y la franja de entre 25 y 45 años es la que mayormente usa brackets. Pero no existe una edad límite: las personas de 50 a 60 años tampoco renuncian a llevar aparatos dentales.
Incluso la visión que se tiene hacia los tratamientos de ortodoncia ha mejorado y el 96% de los encuestados en Madrid y Barcelona en el estudio conocen el procedimiento y 27% lo ha usado en algún momento. El porcentaje baja si se trata de ciudades españolas más pequeñas.
La ortodoncia es más que un tratamiento de estética dental. Y nunca debió ser exclusiva para adolescentes, pues sirve para corregir los movimientos indeseados de los dientes que con el tiempo se van desgastando y perdiendo tamaño, lo que provoca el desencaje de la encía e incluso ayuda a la aparición de caries.
El crecimiento también apunta a las nuevas modalidades de la ortodoncia. Así, los aparatos que no se ven son altamente buscados, tales como la ortodoncia lingual de incógnito y, especialmente, la ortodoncia invisible.
La ortodoncia invisible ocupa el 40% de las dudas de los pacientes, que buscan conocer en detalle de qué se trata esta nueva técnica en expansión, que además de beneficios estéticos, aporta una solución rápida a la maloclusión.
El efecto de esta técnica es tan positivo que muchos pacientes no sienten el cambio en sus dientes, mientras que los aparatos trabajan efectivamente, algo que el dentista puede confirmar en las revisiones periódicas y obligatorias.