Enciclopedia Británica: Cuando la Élite contó la historia a su conveniencia – Joseph McCabe

Joseph McCabe nació en Manchester, Inglaterra, en 1867 y murió en Londres en 1955. Su padre era irlandés. De joven, Joseph fue un celoso sirviente de Dios hasta que entró en un monasterio franciscano en Inglaterra; en lugar de convertirse en santo, los franciscanos le convirtieron en un ferviente ateo.

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Joseph McCabe creía, como creemos otros, que podía servir a Dios poniendo a Su servicio su mente. Imaginemos pues shock emocional que sufrió cuándo se encontró con el lema en la puerta del monasterio franciscano al que entró que decía, nada más, y nada menos:

“Allá donde la ignorancia es virtud, es una locura ser sabio”

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Cuando realizaba sus investigaciones, Joseph McCabe encontró, cabe decir que por casualidad, entre otras muchas cosas, que la venerable [url=http://es.wikipedia.org/wiki/Britannica]Encyclopedia Britannica había sido castrada al convertirse en propiedad del sindicato Rockefeller.

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Arriba imagen de la portada de la última edición antes de la adquisición por los Rockefeller

La Britannica se convirtió en “Britannica, Inc.,” tras su adquisición por la empresa Standard Oil Company, propiedad de los Rockefeller.

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Arriba la portada de la edición tras la compra por la Standard Oil. Vemos que ahora se llama Encyclopedia Britannica Inc.

Alrededor del año 1900, los Rockefeller se convirtieron en propietarios de la Universidad de Chicago (Universidad jesuita) y por aquel entonces adquirieron los derechos de propiedad sobre la famosa Encyclopedia Britannica. Los editores de la universidad tuvieron que realizar el trabajo de eliminar la historia REAL del papado de Roma, así como los artículos que exponían la práctica MORTAL de la vacunación.

Joseph McCabe escribió cientos de libros. Muchos de ellos publicados por Julius-Haldeman en Kansas. Durante la Segunda Guerra Mundial, el FBI (Bureau Federal de la Inquisición) hizo una visita a este editor para que dejara de publicar libros escritos por Mc Cabe. Algunos de esos libros fueron prohibidos o se impidió que se editaran en su propio país.

En 1947 fue publicado en Kansas un libro escrito por McCabe titulado “Mentiras y Falacias de la Encyclopedia Britannica: de cómo fuerzas clericales poderosas y sin pudor castraron una famosa obra de referencia”.

Aquí abajo publico un extracto, encontrado [url=http://www.geocities.com/chavezahora/mentiras_britanica.doc]en esta página personal, de este importantísmo libro tan difícil de encontrar en librerías en la actualidad.

A efectos de facilitar la lectura he corregido sensiblemente la traducción al castellano.

ENTREGA Nº 1

Las Mentiras y falacias de la Enciclopedia Británica

COMO FUERZAS PODEROSAS Y DEL CLERIGO CASTRARON UN FAMOSO TRABAJO DE REFERENCIA

Por:Joseph McCabe

(Versión condensada al español: Erick Rodríguez)

Si desea la versión original en Inglés, envíe un E-mail a:

erick77@scientist.com

LOS EUNUCOS DEL PAPA

Hace algunos años tuve ocasión de referirme en uno de mis libros a los sopranos masculinos de la capilla papal en Roma. Estos hombres castrados, sexualmente mutilados, como lo sabía cada sacerdote o italiano, ya que los sopranos del coro de la Capilla Sixtina, eran la diversión de Roma, pero también se convirtió en un grave escándalo para los católicos norteamericanos y británicos que comenzaron a llegar a mediados del siglo XIX. Uno de los vicios que los españoles llevaron a Italia en el siglo XXVI a parte de la familia Borgia y los emperadores romanos españoles, fue el cantante de falsetto. Habían artistas que podían cantar falsetto con distinción, pero a medida que la ópera ganaba popularidad en Italia, comenzó la práctica de castración de jóvenes con buenas voces para convertirlos en “sopranos masculinos”, o como los Italianos los llamaban: Los castrados.

Estaban presentes en en cada ópera del siglo XVIII, pero los visitantes extranjeros nunca los aceptaron. El famoso semanario inglés, The Spectator, escribió acerca de cómo el “chillón gimoteo de los eunucos celestiales,” a finales del siglo XVIII comenzaron a desaparecer de las casas de ópera.

Pero, como indica la propia palabra “celestial”, los castrados podían verse en el coro de todas las Iglesias que se enorgullecían de su música, particularmente la capilla del Palacio del Vaticano. La Capilla Sixtina es uno de los mayores templos del arte, así como también de virtud y piedad en Roma. La iglesia se aferraba a sus eunucos cuando la opinión pública los quería desterrados de los escenarios de la ópera. El argumento de la Iglesia a favor de los eunocos era que estaba considerado una falta de delicadeza, o riesgo de ello, tener hembras en el coro de una iglesia (por aquello del celibato de los hombres), de manera que los sacerdotes optaron por ignorar la naturaleza “indelicada” de la operación de castración de los varones cantores. Este hecho era tan bien conocido por todos como el celibato del clero.

“El diccionario de Música y Músicos” de Grovels (1927) dice en una sección titulada “Castrati (Castrados)”:

”Los eunucos estaban de moda como cantores hasta hace relativamente poco tiempo; eran empleados en todos los coros de Roma.”

Tanto el diccionario Macmillan?s como todos los principales diccionarios de música, así como los escritores ingleses y estadounidenses que visitaban Roma antes de 1870 rara vez dejaban de mencionar, con humor negro o ceño fruncido, cómo la música hermosa del coro papal se debía, en grande parte, a los sopranni (sopranos) fabricados. En los últimos años del siglo XIX yo mismo hablé con ancianos, quienes por curiosidad, habían, cenado o almorzado con estos singulares sirvientes de Dios.

Un lector estadounidense me escribió afirmando que un amigo católico le había, como es usual, consultado este asunto a su pastor, y éste, con indignación, le había negado todas los hechos. Como autoridad fácilmente accesible, confiable sobre tal punto, yo le referí a la Enciclopedia Británica para que pudiera consultarla sobre este particular sobre el que no me cabía ninguna duda.

En todas las ediciones de la Enciclopedia anteriores a 1928 el artículo sobre “Eunucos,” después de mencionar la bárbara costumbre africana de hacer eunucos para los harenes, decía:

”Aun más vil, al ser practicada por una Nación Europea civilizada, era la práctica Italiana de castrar a los muchachos jóvenes para impedir el desarrollo natural de la voz, a fin de entrenarlos como adultos cantores soprano, tal como anteriormente se encontraban en La Capilla Sixtina. Aunque tal mutilación es un crimen penable con severidad, el abastecimiento de sopranni nunca faltó mientras estas facultades musicales tuvieron gran demanda. Eliminados desde hace muchos años del teatro Italiano por el disgusto de la opinión pública, ellos fueron la gloria musical y la vergüenza moral del coro papal hasta la ascenso del Papa Leo XII, uno de cuyos primeros actos fue liberarse de los eunucos.”

Mi corresponsal contestó, para mi asombro, que no existía tal pasaje en la Britannica, y fue entonces cuando comencé la investigación de la que doy cuenta en este documento.

Inmediatamente encontré que en la 14º edición, publicada en 1929, el pasaje se había mutilado escandalosamente; se habían suprimido todos los hechos sobre los coros de la iglesia, y se le daba al lector una impresión enteramente falsa respecto de la obra de de Leon XII. En esta nueva edición la totalidad del pasaje arriba mencionado había sido eliminado y reemplazado por este otro:

”La práctica Italiana de castrar muchachos a fin de entrenarlos como cantores adultos sopranos terminaron con la ascensión del Papa Leon XIII.”

Se le da así a entender al lector que el celoso Papa encontraba esta práctica de las casas de ópera, vergonzosa – y que por ello, la prohibió. No se decía ni una palabra sobre el hecho, en particular, de que la Iglesia de Roma, hasta el año 1878, no solamente permitía esta grotesca mutilación, sino que la requería para los propósitos de su capilla más sagrada. El texto referente a que el Papa Pío IX, el primer Papa en ser declarado infalible por la Iglesia, el único Papa “moderno” para quien la primera etapa oficial de la canonización se exigió, sentado solemnemente sobre su trono en la Capilla Sixtina durante 20 años había escuchado “el chillón gimoteo de sus eunucos celestiales” se había también suprimido deliberadamente. Esos hechos eran tan claramente inconsecuentes con las afirmaciones de los escritores católicos en Norteamérica que la supresión no podía ser otra cosa que debida a la influencia clerical. Entonces comencé a preguntarme por el sistema que se había utilizado para esta burda censura.

La Enciclopedia es, como su nombre imdica, una antigua institución Británica inspirada por la gran Enciclopedia Francesa del siglo XVIII.

A medida que aumentaba el público lector estadounidense, la Encyclopedia serviría a ambos países, y en 1920, como consecuencia de las necesidades especiales de los lectores estadounidenses y del gran desarrollo de la ciencia y tecnología, se hizo necesaria la preparación de una reedición completa. Ahora se podían contar con personal adecuado y una editora estadounidense y otra británica. Además prestaban servicio al Rey Jorge y al Presidente Hoover.

Fue entonces cuando el último rastro del idealismo de sus primeros editores desapareció. Qué se llevaran a cabo negociaciones secretamente para asegurar una gran circulación no lo podemos saber a ciencia cierta pero cuando el trabajo se completó en 1928, la Confederación Católica Westminster, que corresponde a la organización Católica de Bienestar en Estados Unidos, emitió el siguiente comunicado en su informe anual:

”La revisión de la Enciclopedia Británica se emprendió con una visión para eliminar material que fuese objetable desde el punto de vista católico y para insertar lo qué era preciso y no sesgado. La totalidad de los 28 volúmenes se examinaron, se anotaron las partes objetables, y se proporcionaron las razones para su eliminación o enmienda. Hay razón para esperar que la nueva edición de la Británica sea mucho más precisa e imparcial que sus predecesoras.”

CASTRANDO LA ENCICLOPEDIA

Otro ejemplo de eliminación y sesgo puede encontrarse en el primer volumen sobre las notas de los Papas Adriano I y Adriano II. Adriano era el Papa en tiempos de Carlomagno, y los historiadores saben que el emperador llegó, como se muestra en sus cartas, a despreciar al Papa y lo desafió sobre un punto de su doctrina porque entonces el empleo y la veneración de estatuas en las iglesias se había convertido en un conflicto doctrinal entre Oriente y Occidente.

La nota sobre Adriano, en la edición más antigua de la Enciclopedia, era uno de esos párrafos inexpertos hechos por algún autor que no tenía conciencia sobre la importancia de esta reyerta histórica, pero la mano de un sacerdote había insertado la siguiente imprecisión en la nueva edición:

”Las relaciones amistosas entre el Papa y el Emperador se vieron perturbadas por las diferencias entre ellos sobre la cuestión de veneración de imágenes.”

Aquí, en vez de abreviar, el editor gratuitamente insertaba material nuevo y falso.

”El Papa, cuya seguridad dependía del favor de Carlomagno, en realidad casi no se pronunció, pero en un tiempo cuando “la veneración de imágenes”, que los historiadores persisten en llamar estatuas, se encontraban en el punto más álgido en la Iglesia, Carlomagno realizó actos que la práctica y la teoría romana denunciaban como pecados y las tímidas protestas del Papa fueron desdeñosamente ignoradas”.

Encontramos un procedimiento diferente con relación al Papa “Albano.” La edición antigua dice que él es comúnmente definido como “el protomártir de Bretaña,” y agrega:

“pero es imposible determinar con certeza si realmente existió, ya que no hay ninguna mención suya hasta mediados del siglo VI”.

Lo cual es correcto. Pero estos entusiastas de la corrección de fechas y de la rectitud, en la nueva edición, lo convirtieron en un santo verdadero, indisputable y mártir. El se había convertido, por obra y gracia de la Nueva Edición, en “el primer mártir Bretaña” y todos los indicios y referencias sobre dudas respecto a su existencia se han eliminado.

Ahora pasamos a “Alberto Magnus”: Primeramente, no se explica cómo una Enciclopedia en inglés no dice “Albert the Great” (Alberto el Grande); posiblemente esto se debe a que el epíteto es menos ofensivo al ojo en latín y este artículo se condensó (como toda la nueva edición) de una manera peculiarmente clerical.

El escritor original no informaba adecuadamente al lector, por ejemplo, de que Alberto era tan adepto a la obra científica de Aristóteles, que los católicos de su época le llamaban “El Mono de Aristóteles” y que sus desaciertos en materia de conocimiento llegaban a tal grado, que llamaba a Platón “el Estoico” (cuando Platón vivió un siglo antes de que se fundara la escuela estoica). Todos estos datos se eliminan por la sagrada causa de la brevedad pero se insertan nuevos cumplidos a Alberto, tales como que Alberto era llamado “el más destacado de los filósofos cristianos”, con lo cual se rellenaban los huecos dejados por tanta eliminación.

El artículo sobre los “Albigenses” es uno en que un estudiante moderno seguramente espera de una enciclopedia moderna que reemplace el artículo viejo convencional por uno en conformidad con nuestro conocimiento histórico actual. En lugar de esto vemos un artículo de una página, reducido a la mitad de la página, lo cual se hizo principalmente eliminando 25 líneas en las que el escritor antiguo había explicado honestamente que el Papa envió a los brutales Caballeros de Francia contra los Albigenses tras 20 años de predicamento de la doctrina del Papa que habían fracasado sin dejar la menor huella sobre ellos. Ahora quedaban 10 líneas donde se leía apenas que ” las indagatorias extensas” de la Inquisición todavía se aplicaban después de años de matanza por los salvajes cruzados del Papa. Hoy en día se conoce la importancia desde el punto de vista de la historia de esta brillante, aunque no cristiana, civilización en el Sur de Francia (cerca de La España Árabe) y qué Europa perdió para siempre. De la brutalidad de la matanza y la deshonestidad del Papa en llevarla a cabo no se le da al lector el menor dato, aunque toda la información se encuentra y puede leerse en las cartas existentes aun hoy del Papa.

Con el Papa Alexander l lo que los retocadores del clero principalmente hicieron fue eliminar las frases con las que el anterior escritor le hacía conocer al lector correctamente, aunque con un estilo informal y casual , que “tal Papa fue posible solamente por el hecho de que La iglesia de entonces estaba extraordinariamente corrupta”. El admite, por ejemplo, que Alexander se corrompió notoriamente, como cardenal, cuando fue electo Papa: “Aunque la corrupción eclesiástica estaba entonces en su máximo apogeo, su modo notorio de vida le causó una reprensión muy severa del Papa Pio II.” Esto es por supuesto un corte sesgado, aunque todavía existe la carta en la que el Papa describe la vida escandalosa del cardenal. También se cortó (para ganar brevedad) este pasaje:

“Un ejemplo característico de la corrupción de la corte papal es el hecho que la hija de Borgia, Lucrecia, vivió con una de sus damas Giulia, quien le crió una hija, Laura, en 1492 (el año de su consagración como Papa).”

En suma, mientras la mención a las damas de Alexander y al hijo producto de su relación en el artículo de la 11º edición, eran correctos, se manipuló de tal manera que el lector no tiene ninguna idea que el cardenal no había dejado su conducta corrupta en el momento de su elección como Papa.

Pasemos al artículo sobre Antonelli. Este hombre era el Cardenal Secretario de Estado del Papa Gregorio XVI y Pío IX, quien se tiene como santo por los católicos estadounidenses. El era el hijo de un humilde cortador de madera y murió millonario: dejó $20,000,000, una hija bastarda y una condesa peleando contra sus parientes ávidos del dinero. Había rehusado tomar las órdenes sacerdotales por su afán de libertad. Su concupiscencia, liviandad y su completa indiferencia a las viles condiciones de los estados papales eran conocidas por todos.

En la 11º edición leemos sobre él: “A la muerte de Antonelli las finanzas del Vaticano no se encontraban en orden, con un déficit de 45,000,000 liras. Su fortuna personal, acumulada durante su ejercicio, era considerable y se legó casi enteramente a su familia. Su actividad se dirigió casi exclusivamente a la pugna entre el Papado y el resurgimiento italiano”. La historia real sobre la influencia ejercida por su inescrupulosa malversación y su siniestra personalidad se desdeña totalmente.

Más divertida es la manipulación de la nota de “Arthur” (Arturo) de Bretaña. Antes de la edición 11º se presentaba a Arturo al lector como un mito, como la concepción popular así lo afirma. Todo lo que podíamos afirmar con certeza, basándonos en anteriores ediciones, es que allí parece haber existido un capitán de nombre Arturo en el andrajoso servicio militar de uno de los reyes británicos semicivilizados que ascendieron al poder después de la salida de los romanos. Sin embargo, en este nuevo compendio del conocimiento moderno (ahora patrocinado por la Universidad de Chicago) Arturo se ha convertido en una realidad indiscutible y altamente respetable; “el Rey de Bretaña” quien condujo sus ejércitos cristianos contra los anglosajones paganos. Y esto se afirma bajo la autoridad de un monje que escribió ¡dos siglos y medio después de los hechos!.

En el artículo sobre “Giordano Bruno,” de la 11º edición casi se puede percibir la furia con que las tres columnas se reducen a menos de una columna en la 14º edición, y esto se hizo cortando casi 100 líneas de sobria apreciación del gran ex – monje y erudito. Pero el corte no fue suficiente. Un nuevo párrafo informa el lector inocente: “Aparte de su naturaleza despectiva, y su ataque a la cristiandad contemporánea, la principal causa de la caída de Bruno fueron su rechazo de la astronomía aristotélica y la aceptación de la de Copérnico … y sus tendencias panteístas.”

La indiscutible verdad es que fue quemado vivo por el Papado, que llegó a un corrupto acuerdo con los venecianos a fin de apresarlo y satisfacer su amargo odio por el crítico.

”Buda y el Budismo”? se mutilan en la nueva edición de una manera extraordinaria. Doce páginas de útil material, se quedan reducidos a tres; como si el Budismo hubiese muerto en Oriente y los occidentales hubieran perdido cualquier interés en la materia. Entre las publicaciones de las anteriores ediciones de la Enciclopedia se había escrito una gran cantidad de material sobre el credo de Buda, y es que, de acuerdo general entre expertos en religión y expertos en la India, Buda era Ateo. No se menciona ni una palabra de este hecho, y el lector es dejado a merced del panfletista que habla del ” genio religioso” del hombre.

En el artículo “historia de Iglesia,” hay ligeros cambios a lo largo de todo el artículo, comparado con el anterior artículo de ediciones anteriores. Veamos la lista de Papas que adoptaron el nombre de Clemente. Al lector no se le informa de que muchos historiadores rehúsan admitir a “Clemente I” como el primero de los Papas porque éste no es mencionado en la Carta de los Romanos a los Corintios del año 96 D.C. La historia de muchos otros “Clementes”, de reputación notoriamente enlodada, se retocó discretamente. Clemente V, un aventurero francés, quien se vendió a sí mismo al Rey Francés en condiciones soeces a fin de conseguir un Papado, recibe en la Nueva Edición las siguientes palabras “en la prosecución del deseo del rey él convocó el Consejo de Viena” (para enjuiciar los vicios monstruosos de su predecesor y los todavía más escandalosos de los Caballeros del Templo) y sólo se dice: “Temiendo que el estado procediera independientemente contra las herejías alegadas, él convocó al Consejo de Viena”; de este modo, introduce esta breve nota y no informa al lector absolutamente nada sobre el carácter del Papa.

DOMANDO LA HISTORIA

En el artículo de 20 páginas sobre la palabra “Crimen” no conseguimos ninguna información estadística en relación a los crímenes relacionados con educación religiosa.

Veamos el artículo de las “Cruzadas.” Nuevamente el artículo en la Enciclopedia es tan devoto e impreciso que no podría ser mejorado. Admite que Europa se había vuelto más bien agresiva debido a las invasiones bárbaras pero sostiene que esto alimentó a la Iglesia con la fuerza grandiosa del Caballero para emplearse contra el Musulmán malvado:

La institución de caballería representa una consagración clerical, para fines ideales y propósitos nobles, el impulso marcial del que la Iglesia se había empeñado en apoyarse….”.

Y todo por el estilo. Una mentira en cada sílaba. En realidad, los caballeros de Europa eran, con raras excepciones, brutos eróticos, sus damas igualmente, como todos los historiadores con autoridad así describen. El Papa, sus palabras se conservan en archivos históricos, observó el saqueo del altamente civilizado Oriente ante sus ojos al convocar la primera Cruzada; y la historia, casi de cabo a rabo, es una mezcla de superstición, concupiscencia, y salvajismo.

Sobre el Papa “San” Damaso I en la nueva gran enciclopedia de él se conoce que fue un inescrupuloso aventurero español y, como los sacerdotes contemporáneos le llamaban, “calentador de orejas de matronas.” Los comentarios y referencias en el corto artículo de la 11º edición sobre las matanzas increíbles que se llevaron a cabo durante su elección y su posterior acusación (por adulterio) en la corte civil se eliminaron completamente.

Veamos el corto artículo sobre la “Edad Media,” no hay ningún artículo en la edición 11º de la Enciclopedia sobre el tema, entonces a un oscuro profesor de tercera clase de una Universidad Británica se le encargó escribir uno. El autor afirma, “anteriormente usada para cubrir el período entero entre el fin de la civilización clásica y el renacimiento del conocimiento en la siglo XV.” Ningún historiador la extiende más allá de fines del siglo XI. En resumen, el autor copia a ciertos profesores estadounidenses de tendencia católica y que no proveen ninguna evidencia de que incluso puedan leer literatura medieval. El período de la Edad Media es oscuro “debido a la insuficiencia de evidencia histórica” aún así “un gran trabajo intelectual se hizo en condiciones desfavorables.” Hoy en día nadie puede leer un libro escrito entre 420 y 1100 D.C.; no es por esto que se denomino “edad oscura”. El escritor ni siquiera sabe que fue el Cardenal Baronio, “el Padre de Historia Católica,” fue quien acuñó la frase.

Peor aún, desde el punto de vista histórico, es el artículo sobre “La democracia.” Se dice en la Nueva Edición que ” no había lugar” para la idea de democracia en la Edad Media,” pero “la Cristiandad con su doctrina de hermandad y su sentido de amor y compasión había introducido una idea desconocida al mundo pagano, la idea de la dignidad e importancia inherente al hombre .” Ahí podemos observar de nuevo este volcado de sermón salido de la pluma de un sacerdote en una enciclopedia moderna. Lo qué es peor, el escritor oculta, o ignora, que cuando la aspiración democrática apareció en Italia, fue el Papado quien se dedicó con más ahínco a pelearla truculentamente durante dos siglos.

Analicemos el artículo de “Galileo”. Ya en la 11º edición, el artículo había sido escrito por un astrónomo católico, el artículo se cortó de cinco páginas a dos (mientras se dedicaban 16 páginas al fútbol en la Encyclopedia). No se modifica el hecho de que en la primera condena de Galileo se le ordenó que no escribiese más sobre el tema y “él prometió obedecer”, dato que está plagado de dudas y se basa en pobres evidencias históricas. Ambos escritores católicos rehusaron escribir y anotar la frase real e histórica de la condena de Galileo, en la que la Iglesia Romana aba cuenta de su posición sobre el asunto que era que constituía una “herejía formal” afirmar que la Tierra giraba alrededor del sol.

El artículo “Herejía” de la edición antigua, sufrió el usual proceso discriminatorio de reducción. El escritor en la anterior edición había escrito: “Mientras la Iglesia cristiana era perseguida por el imperio pagano, ésta abogó por la libertad de conciencia, pero casi inmediatamente después de que el cristianismo se adoptara como la religión oficial del Imperio Romano comenzó la persecución de los hombres por sus creencias religiosas.”

Este párrafo se eliminó, por supuesto. Posteriormente se suprimió una larga lista de otras persecuciones católicas llevadas a cabo en la Edad Media y se reemplazó el artículo por esta frase excesivamente imprecisa:

”Las herejías de la Edad Media no eran meramente materias de doctrina (aunque importantes) sino que eran síntomas de movimientos espirituales comunes a gente de muchas tierras y de una manera u otra amenazaban el poder del sistema Católico Romano.”

Un artículo sobre el tema que francamente apunte a proveer los hechos al lector moderno habría mencionado por lo menos la pena de muerte que se imponía al culpable de herejía. Ni una palabra al respecto, aunque sobre el tema de la penalización de las opiniones religiosas todo esto es mencionado frecuentemente hoy en día.

El artículo referente a “Hospitales” es un espécimen del arte de la censura. Se divide en dos partes, historia y práctica moderna. En la sección histórica, no se observa ninguna modificación, pero sí en la sección de práctica moderna. ¿Fue debido a un error editorial o tipográfico? Veamos. El artículo antiguo da cuenta adecuada de las amplias provisiones para los enfermos en muchas civilizaciones precristianas, especialmente la Romana, y agrega:

”En la era Cristiana no se fundó ningún establecimiento para el alivio de enfermos hasta la época de Constantino.”

Podría haber agregado que aun entonces eran pocos y que se destinaron para separar al cristiano enfermo de los templos de Esculapio, que eran entonces los principales hospitales Romanos. Todo esto fue cortado y reemplazado por la siguiente declaración totalmente falsa y extraviada:

”Pero aunque no pueda sostenerse que los hospitales sean un resultado directo del cristianismo, sin duda la influencia humanista sobre ello fue importante, y con el crecer de la civilización, hombres y mujeres de muchas razas se percataron de que el tratamiento de enfermedades en edificios apartados exclusivamente para el cuidado de los enfermos era de hecho una necesidad en los distritos urbanos.”

Fin del resumen del libro.

Esto es un breve ejemplo de cómo una obra, de amplia difusión, una obra de referencia de programas escolares, de estudios universitarios, de cátedras y de artículos científicos, puede ser alterada de forma sesgada para falsear la visión de la realidad del mundo y de la historia.

Esto es un breve ejemplo de cómo una obra puede emplearse para el Control Mental de las Masas, modificando la percepción de la verdad, de los hechos históricos y de la Ciencia.

Aquí hay una lista breve de títulos de McCabe que merece la pena buscar, conseguir, leer y difundir.

Mentiras y falacias de la Encyclopedia Britannica (“The Lies and Fallacies of the Encyclopedia Britannica : how powerful and shameless clerical forces castrated a famous work of reference”). Haldeman-Julius, Girard, Kansas,1947

Historia de los Papas, Watts & Co., London, 1939. The History of the Popes

El Vaticano entierra la Ley Internacional, Haldeman-Julius, Girard, Kansas, 1941. The Vatican buries International Law

La Verdad sobre la Iglesia Católica, Haldeman-Julius, Girard, Kansas 1926.

El Mito de la Erudición Católica The Myth of Catholic Scholarship, Haldeman-Julius, Girard, Kansas,1950.

El papado en la política de Hoy, The Papacy in Politics Today, Watts & Co., London, 1951.

El martirio de Ferrer. The Martyrdom of Ferrer, Watts & Co., London, 1909.

Vida y Cartas de George Jacob Holyoake. Life and Letters of George Jacob Holyoake.

Estudio de Escritores Antiguos. Survey of Ancient Writers.

12 Años en un Monasterio. 12 Years in a Monastery.

History of the Jesuits.

El esplendor de la España Morisca. Splendor of Moorish Spain.

Ochenta años siendo Rebelde, Autobiografía. Eighty Years a Rebel, Autobiograph, Haldeman-Julius, Girard, Kansas,1947.

* Por [url=http://trinityatierra.wordpress.com]Trinity

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