Así como las potencias centrales (con EEUU y la UE a la cabeza) son las grandes exportadoras de crisis mundial, los bancos y empresas transnacionales imperiales son los grandes exportadores de desocupación masiva a escala global. Ambos, son los principales generadores del colapso financiero recesivo con crisis social que ya se expande desde el centro a la periferia del mundo capitalista.
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Por Manuel Freytas
En el sistema capitalista (nivelado como “civilización única”) la producción y comercialización de bienes y servicios (esenciales para la supervivencia humana) se encuentran en manos de corporaciones empresariales privadas que controlan desde recursos naturales hasta sistemas económicos productivos, por encima de la voluntad de gobiernos y países.
Eso convierte a esos grandes pulpos concentradores de la “economía global” en actores centrales del proceso económico recesivo que hoy se extiende desigual y combinadamente desde EEUU y las potencias centrales hacia el mundo periférico, “subdesarrollado” o “emergente”.
Dentro del actual diseño de economía capitalista mundial (en crisis) los consorcios empresariales trasnacionales, con casa matriz en EEUU y Europa (que desarrollan la totalidad de la actividad productiva, comercial y financiera a escala global), concentran la mayoría de la mano de obra ocupada tanto en EEUU y Europa como en los países de Asia, Africa y América Latina.
En el modelo de economía capitalista globalizada, no son los gobiernos los que gerencian el proceso económico productivo, los que forman los precios y deciden sobre los volúmenes y el destino de la producción mundial (posibilitada por el trabajo social), sino que esta tarea la desarrollan los pool de corporaciones capitalistas que tienen la propiedad privada (o la capacidad de gerenciamiento efectivo) tanto del sistema económico productivo, como del mercado interno y del comercio exterior de los países a escala global.
De esta manera, y así como se “globaliza” en estos grandes pulpos toda la actividad económica a escala global, también en ellos se concentra todo el peso de la crisis recesiva con desocupación masiva que hoy ya se extiende por toda la geografía estadounidense y europea, con parálisis de la economía y el consumo y conflictos sociales que comienzan a expandirse por Europa, sobre todo en las zonas más “vulnerables” y desprotegidas de Europa del Este.
Y hay un axioma probado por la dinámica emergente de la crisis: Así como las potencias centrales (con EEUU y la UE a la cabeza) son las grandes exportadoras de crisis mundial, los bancos y empresas transnacionales imperiales son los grandes exportadores de desocupación masiva a escala global.
Las transnacionales industriales, comerciales, bancarias o de servicios que hegemonizan la actividad económica del capitalismo en EEUU y Europa, son las mismas que concentran (a través de sus filiales) la actividad económica en países “emergentes” como China, India, Brasil o Corea del Sur, o en países “en desarrollo” como Argentina y Chile, o en “subdesarrollo” como Bolivia y Paraguay.
Esta centralización y nivelación multinacional de la economía capitalista hace que tanto los procesos de bonanza (crecimiento con alta rentabilidad) como los procesos de crisis (recesión con baja de la rentabilidad) repercutan simultáneamente en todos los países donde actúan esos pulpos concentradores de la economía mundial.
De la misma manera, la crisis recesiva con desocupación que hoy azota a los países centrales se proyecta por todo el planeta de la mano de los grandes gigantes bancarios, las empresas automotrices o de servicios, que han ingresado en un proceso de quiebra o de cierre a causa del colapso financiero recesivo que azota a EEUU y Europa, las cabezas de la red capitalista global.
Con un detalle siniestro: Los planes de reducción de planteles de obreros y empleados que hoy manejan esos grandes consorcios depredadores de la economía mundial se concentran prioritariamente, no en sus casa matrices de EEUU y Europa, sino en sus filiales de mundo periférico “emergente” o “subdesarrollado”.
De esta manera, y así como EEUU y las potencias europeas descargan (a través del control del mercado de importación y exportación y de su hegemonía monetaria internacional) el peso de la crisis de sus economías en los países de las áreas periféricas, los consorcios transnacionales ya empiezan a descargan el peso de la desocupación sobre las espaldas de las masas de empleados y trabajadores de Asia, África y América Latina.
Así como en la década de los 90 exportaron “crecimiento económico” (sin distribución social) con empleos en negro y mano de obra esclava, hoy exportan recesión con desocupación masiva por todo el planeta.
Por ejemplo, y según publica este miércoles The Wall Street Journal, la crisis de la industria automotriz que se originó en Detroit con los tres pulpos automotrices estadounidenses (Ford Motor Co., Chrysler LLC y General Motors Corp.) se ha transformado en un “problema global” que presiona a los gobiernos de todo el mundo a seguir el ejemplo de Washington y otorgar asistencia a los fabricantes en aprietos.
El martes, la central de General Motors (GM) informó que sus operaciones europeas podrían quedarse sin dinero en abril o mayo si Alemania y otros países del Viejo Continente no le conceden la ayuda que solicita.
Esta misma extorsión la realizan en países del mundo periférico como Brasil y la Argentina. por ejemplo, donde reclaman subsidios estatales, bajas de impuestos y reducción de salarios a cambio de no cerrar sus plantas y no reducir personal.
A su vez, en los países centrales donde se asientan sus casas matrices, los bancos y corporaciones trasnacionales son auxiliados por los mega-salvatajes financieros con cifras multimillonarias realizados por los gobiernos imperialistas de EEUU y la Unión Europea.
Esta misma dinámica ”extorsiva” de las automotrices (pedir dinero estatal para salvar a sus empresas privadas) la realizan tanto los grandes bancos como el resto de los pulpos empresariales concentradores de la actividad económica y de la mano de obra laboral a escala mundial.
En este escenario, el gobierno federal de EEUU decidió otorgar por lo menos US$42.000 millones en préstamos y otra asistencia financiera a GM, Ford, Chrysler y sus proveedores. Canadá acordó el martes ayuda adicional a las tres automotrices estadounidenses. Francia, por su parte, está asistiendo a Renault SA y PSA Peugeot Citroën SA.
GM, asimismo, consiguió un acuerdo para que España garantice préstamos por 200 millones de euros y solicitó la ayuda de Alemania, Gran Bretaña y Suecia, países en donde tiene plantas. El jefe de GM en Europa, Carl Peter Forster, dijo en Ginebra que la empresa también podría recurrir a Polonia, donde fabrica autos pequeños.
La idea central, según se desprende de la información de los medios económicos estadounidenses y europeos, es que EEUU y las potencias del euro buscan la vertebración de un “colchón financiero global” para auxiliar a las casas matrices de los bancos y corporaciones transnacionales en proceso de quiebra o de cierre de plantas o empresas situadas en sus territorios.
Estos proyectos de ”rescate” de empresas privadas con dinero público (además de alimentar un gigantesco negocio financiero con la crisis) se orienta principalmente a prevenir y/o neutralizar los bolsones de revueltas y estallidos sociales que podrían terminar con la “gobernabilidad”, tanto en EEUU como en las potencias centrales.
La estrategia, según surge de la propia dinámica de los gobiernos centrales, parece orientarse a ”salvar” a las matrices operativas de las megacorporaciones situadas en las cabeceras imperiales de Europa EEUU, y obligar a los gobiernos periféricos a realizar la misma operación (salvataje de megaempresas privadas con dinero público) dentro de sus países.
Con un agravante: La mayoría de los países de Asía, Africa y América donde esos pulpos capitalistas hoy operan y generan ocupación laboral masiva, ya están impactados, en forma desigual y combinada, por la desaceleración económica y el achicamiento del consumo, lo que conduce a la amenaza de despidos masivos por parte de esas corporaciones empresariales, que deben reducir personal para compensar la caída de la rentabilidad.
Pero, y como a su vez la recesión económica reduce la recaudación fiscal de esos países (emergentes o subdesarrollados), sus gobiernos se ven imposibilitados de crear un mega-fondo de rescate bancario y empresarial sin agravar y multiplicar los efectos de la crisis sobre sus economías.
Esta realidad, nivelada por todo el escenario económico de Asia, África, América Latina, torna inevitable la escalada de desocupación masiva que las transnacionales van a lanzar sobre las áreas periféricas cuando la crisis recesiva –tal como está previsto y proyectado por las principales instituciones y analistas del sistema- se convierta en crisis social con los despidos en masa de trabajadores para mantener el nivel de rentabilidad produciendo y vendiendo menos.
Que -a nivel de emergente inmediato- van a actuar como detonante central de las revueltas sindicales y estallidos sociales que se van a multiplicar y expandir como un virus por Asia, Africa y América Latina.
Y cuya polea de “trasmisión” van ser las mismas corporaciones trasnacionales que hoy están en proceso de quiebra en EEUU y Europa.
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