El presidente Barack Obama insistió el lunes en que sólo el Gobierno puede rescatar a la economía estadounidense de la recesión y ofreció dejar de lado las viejas políticas aplicadas con Irán, enemigo de Washington desde hace años.
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Planteando sus posturas directamente ante el pueblo estadounidense, Obama usó su primera conferencia de prensa para presionar al Congreso para que “actúe sin demora en la próxima semana” para resolver sus diferencias respecto a un plan de rescate económico que se prevé ayudará a definir su flamante presidencia.
Obama, que llegó a la Casa Blanca con una promesa de cambio tras ocho años de gobierno de George W. Bush, dejó en claro su intención de seguir cortando lazos con el pasado en todas las áreas, desde el papel del gobierno hasta su acercamiento a los enemigos de Estados Unidos.
“Con el sector privado tan debilitado por esta recesión, el Gobierno federal es la única entidad que queda con los recursos para devolverle la vida a la economía estadounidense”, dijo Obama por televisión en el horario de mayor audiencia desde la Casa Blanca 20 días después de su histórica asunción.
Fue de hecho un rechazo al legado de la política de “gobierno pequeño” de Ronald Reagan, una doctrina republicana que Bush impulsó durante gran parte de sus mandatos y que se vió obligado a abandonar cuando sus asesores le instaron a efectuar una enorme intervención para prevenir un colapso financiero.
Obama declaró que un enorme programa nuevo de gobierno era necesario sin demora para enfrentar lo que calificó como “la más profunda emergencia económica desde la Gran Depresión” y para evitar que una auténtica crisis se convierta en una catástrofe.
Subrayando su esfuerzo por distanciarse de la política exterior de su predecesor, George W. Bush, Obama dijo que veía la posibilidad de una apertura diplomática hacia Irán en los próximos meses.
“Espero que en los próximos meses estemos frente a una apertura, que puede ser creada cuando nos sentemos en una mesa cara a cara. Aperturas diplomáticas que permitirán que llevemos nuestra política en una nueva dirección”, afirmó Obama.
Esto representa un dramático viraje de la estrategia de Bush, que buscaba aislar a Teherán en lugar de entablar un diálogo con él.
La conferencia le dió a Obama una oportunidad de presentar sus soluciones para dejar atrás la crisis financiera y la recesión.
El nuevo presidente demócrata también espera recobrar el impulso tras una semana en la que un nominado clave a su gabinete debió retirarse por no haber pagado ciertos impuestos, y en la que su plan de estímulo se topó con inconvenientes inesperados en el Congreso liderado por los demócratas.
Queda por verse, sin embargo, si sus palabras -pronunciadas con el tono calmado que le ayudó a ganar la presidencia- serán suficientes para calmar las ansiedades de los estadounidenses y a estabilizar los sacudidos mercados globales.
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