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Al igual que los militares, que organizan maniobras periódicas para poner a prueba su equipamiento y nivel organizativo con vistas a combates reales, los poderes públicos civiles desarrollan ejercicios de simulación de atentados. Partiendo de una catástrofe hipotética, como un avión suicida o la explosión de una bomba en el metro, se entrenan así grupos de manejo de crisis en la coordinación de acciones de socorro y respuesta rápida. El estudio de varios casos recientes demuestra, sin embargo, que lo que debiera permitir salvar vidas se ha utilizado en realidad para facilitar atentados. Es el caso de los simulacros que se llevaban a cabo en Londres el 7 de julio de 2005 o en Nueva York el 11 de septiembre de 2001
Comencemos por Londres.
Peter Power, director de Visor Consultants, una firma privada contratada por la policía de Londres, describió el mismo 7 de julio, en entrevista concedida a la BBC, cómo había organizado y dirigido aquel día un ejercicio en el que se simulaban atentados a pedido de un cliente anónimo.
P.Power: A las 9h30 de esta mañana estábamos en pleno ejercicio, a pedido de una sociedad que cuenta con más de mil personas en Londres, el cual se basaba en bombas sincronizadas que explotaban precisamente en las estaciones de metro en las que se produjo eso mismo esta mañana. Todavía tengo los pelos de punta.
ITV: Para ser más claro, ¿ustedes estaban organizando un ejercicio para saber cómo manejar eso y eso fue lo que sucedió mientras que ustedes desarrollaban el ejercicio?
P.Power: Precisamente eso. Eran alrededor de las 9h30 de la mañana. Habíamos planificado ese ejercicio para una sociedad, cuyo nombre no mencionaré por razones evidentes, pero ellos están viendo la televisión y lo saben. Estábamos en un salón lleno de personas que se dedican al manejo de crisis que se reunían por primera vez. En cinco minutos decidimos que lo que estaba sucediendo era real y activamos los procedimientos de manejo de crisis para pasar de la reflexión lenta a la reflexión rápida, y así sucesivamente (…)
Previendo un diluvio de correos electrónicos, Peter Power, ex oficial de Scotland Yard especializado en antiterrorismo, preparó la siguiente respuesta automática:
«Gracias por su mensaje. Dado el volumen de e-mails sobre los sucesos del 7 de julio y las elucubraciones que hacen creer que nuestro ejercicio tenía un carácter premonitorio o que era algo así como una conspiración [hay que señalar que varios sitios web interpretaron nuestro trabajo del 7/7 de manera inapropiada / ingenua / ignorante / hostil], se decidió ofrecer esta respuesta automática: Se ha confirmado que un pequeño número de escenarios «walk through» programados mucho antes comenzaron esta mañana a pedido de una compañía privada de Londres (en el marco de un programa mucho más amplio que sigue siendo confidencial) y que dos escenarios tenían que ver con atentados con bombas, a la misma hora que los que tuvieron lugar con las trágicas consecuencias que se conocen. Uno de los escenarios en particular era muy similar a los hechos reales.
Sin embargo, toda persona que tenga conocimiento de las amenazas de las que ha sido objeto la capital está al corriente de que
a) los servicios de emergencia ya han realizado varios de sus ejercicios sobre la base de la explosión de bombas en el sistema subterráneo.
b) Hace algunos meses, la BBC transmitió un documental sobre temas similares, pero con consecuencias más dramáticas [??] No es por tanto sorprendente que hayamos escogido un escenario realizable aunque el timing y el script eran realmente impresionantes.
En pocas palabras, nuestro ejercicio (que sólo implica a un puñado de personas, como especialistas en el manejo de crisis) se transformó rápidamente en realidad y los participantes, aquella mañana, reaccionaron de manera perfecta ante la brusca realidad de los hechos.
No hay otro tipo de comentario que hacer. Además, dado el extraordinario número de mensajes provenientes de personas mal informadas, no se responderá en lo adelante a quien no presente pruebas de tener razones justificadas para interrogarnos (o sea, periodistas acreditados, etc.)» .
Los ejercicios de simulación de atentados
La respuesta automática de Powers sugiere que los ejercicios de simulación tienen lugar frecuentemente, de manera rutinaria, que el ejercicio del 7 de julio no tenía nada de extraordinario y que simplemente coincidió con los ataques reales. En realidad, los escenarios llamados «walk through» no tienen nada de rutinario. Y el simulacro de atentados de Visor no fue en lo absoluto una coincidencia aislada.
Existen varios casos ampliamente documentados de ejercicios de disimulación de atentados, en Estados Unidos y Gran Bretaña, que han tenido lugar antes o exactamente el mismo día que atentados reales. En los ejemplos que citamos seguidamente los ejercicios de simulación presentan similitudes realmente asombrosas con los ataques terroristas reales
Britains Atlantic Blue: abril de 2005
En Gran Bretaña, varios ejercicios de simulación de atentados habían tenido lugar en el metro londinense antes del 7 de julio. En 2003, el ejercicio se llamó Osiris 2. Requirió la participación de varios cientos de personas. Según Peter Power, se trataba de «poner a prueba el equipamiento y la gente en las profundidades del metro londinense». Además del ejercicio del 7 de julio que dirigía Visor Consultants, un ejercicio con simulacro idéntico, nombrado Atlantic Blue, se realizó en abril de 2005. Atlantic Blue formaba parte de un amplio programa de preparación para el manejo de situaciones de emergencia nombrado TOPOFF 3, desarrollado por Estados Unidos con la participación de Gran Bretaña y Canadá. Su realización la decidió el secretario de Estado del Interior británico, Charles Clarke (Secretary of State for the Home Department), en estrecha coordinación con su homólogo estadounidense Michael Chertoff, el actual secretario para la Seguridad de la Patria y redactor de la versión final de la USA Patriot Act que suspende las libertades fundamentales en Estados Unidos en aras de la lucha contra el terrorismo islámico.
Las hipótesis del ejercicio de simulación que dirigía Visor Consultants el 7 de julio eran las mismas que en Atlantic Blue. Eso no tiene nada de sorprendente ya que Visor Consultants estaba implicada en virtud de un contrato con el gobierno británico en la organización y ejecución de Atlantic Blue, en coordinación con el Departamento de Seguridad de la Patria (US Department of Homeland Security) de Michael Chertoff.
Ejercicios que prefiguraban el 11 de septiembre
Los comentarios oficiales que tratan de justificar la ausencia de reacción de la defensa estadounidense el 11 de septiembre afirman que los hechos eran tan inimaginables que los militares no estaban preparados para lo que sucedió. Sin embargo, numerosos ejercicios similares ya habían tenido lugar. Según USA Today, «Durante los dos años anteriores a los ataques del 11 de septiembre, el Comando de la Defensa Aérea de América del Norte (North American Aerospace Defense Command, NORAD, responsable de la defensa aérea de Estados Unidos y Canadá) condujo ejercicios que simulaban lo que la Casa Blanca calificó después de imaginable [ ]: la utilización de aviones secuestrados como armas que se hacían estrellar contra objetivos.» Uno de los objetivos imaginarios no era otro que el World Trade Center En lo tocante a esos ejercicios, el NORAD explica que se utilizan en estos «muchos tipos de aviones civiles y militares» para desempeñar el papel de los aviones secuestrados y poner a prueba «la detección de las trayectorias y la identificación [de los aviones], el despegue de urgencia y la intercepción, los procedimientos a seguir en caso de secuestro, la coordinación interna y externa de la agencia, así como los procedimientos de seguridad operacional y de seguridad de las comunicaciones». El vocero del NORAD agrega: «Organizamos cuatro ejercicios al año en los que está implicada toda la zona norteamericana, la mayoría incluye escenarios de secuestros de aviones.»
Por otro lado, la Secretaría de Defensa había organizado, del 24 al 28 de octubre del año 2000, o sea más de diez meses antes del 11 de septiembre, ejercicios sobre un posible ataque al Pentágono. Estos implicaban tres escenarios: un ataque terrorista contra la estación del metro que utiliza el personal, un accidente de construcción y un avión de pasajeros que se estrella contra el Pentágono y ocasiona 342 muertos [6].
El 11 de septiembre, también
Más interesante aún es que hasta la propia fecha del 11 de septiembre fue escogida como día de ejercicios. En todo el país, decenas de bases militares y todo tipo de agencias gubernamentales estaban movilizadas para realizar simulacros. Veamos algunos ejemplos representativos de esos ejercicios
Ejercicio en el World Trade Center
Tom Kenney, vocero de la Federal Emergency Management Agency (FEMA, agencia encargada del manejo de catástrofes) explicó al periodista Dan Rather que su agencia había sido desplegada en Nueva York en la noche del lunes 10 de septiembre con vistas a ejercicios previstos para el día 12. «Somos uno de los primeros equipos en haber sido desplegados para ayudar a la ciudad de Nueva York en ese desastre.
Llegamos tarde en la noche del lunes y entramos en acción en la mañana del martes.»
Esto fue confirmado por el alcalde de Nueva York, Rudy Giuliani, ante la comisión investigadora sobre el 11 de septiembre. «Había cientos de personas presentes, de la FEMA, del gobierno federal, del Estado, del buró estatal de manejo de situaciones de crisis y se estaban preparando para un ejercicio de ataque bioquímico.»
Al igual que los anteriores, aquel ejercicio, llamado Tripod, debía simular un atentado bioquímico contra el World Trade Center, atentado que daría lugar a la evacuación del edificio.
Ejercicio que implica el choque de un avión con un edificio
Pocos minutos antes de los atentados del World Trade Center y el Pentágono, John Fulton, jefe del Strategic War Gaming Division du National Reconnaissance Office (NRO, agencia de inteligencia que maneja el espionaje desde el espacio. Depende del Departamento de Defensa y la mitad de su personal proviene de la CIA mientras que la otra mitad procede del propio Departamento de Defensa) organizaba un ejercicio de simulación programado desde hacía mucho tiempo. Veamos lo que dice un despacho de la Associated Press, fechado el 22 de agosto de 2002:
«En lo que el gobierno describe como una extraña coincidencia, una agencia de inteligencia de Estados Unidos había programado para el 11 de septiembre un ejercicio durante el cual un avión perdido se estrellaba contra uno de sus edificios. Pero la causa no era el terrorismo se trataba de un simulacro de accidente.
Los responsables de Chantilly, en Virginia, base del National Reconnaissance Office, habían programado para aquella mañana un ejercicio durante el cual, debido a una avería mecánica, un pequeño jet privado se estrellaba contra una de las cuatro torres de la sede de la agencia.
La agencia está situada a 4 millas [6,5 km] de las pistas del aeropuerto internacional Dulles de Washington y a 24 millas [40 km] del Pentágono. [ ] Se agrega además a esa coincidencia que el vuelo 77 de American Airlines el Boeing 767 que fue desviado y se estrelló contra el Pentágono había despegado de Dulles a las 8h10 el 11 de septiembre, 50 minutos antes del comienzo del ejercicio. [Este vuelo] se estrelló contra el Pentágono alrededor de 9h40.»
Operación Global Guardian
En el momento de los ataques del 11 de septiembre, un ejercicio militar de gran envergadura llamado Global Guardian estaba en pleno desarrollo. Había empezado la semana anterior e implicaba al US Strategic Command (Stratcom, agencia responsable de las fuerzas nucleares estadounidenses), en cooperación con el US Space Command y el NORAD. Teniendo como escenario un ataque nuclear de una potencia extranjera (Rusia) contra Estados Unidos, ponía en juego varios cientos de militares y estaba relacionado con otros simulacros, como Crown Vigilante (un ejercicio del Air Combat Command, el Comando Aéreo), Apollo Guardian (US Space Command), así como con los programas del NORAD Vigilant Guardian y Amalgam Warrior. Se trata de un ejercicio en el que se mezclan simulacros en sala y sobre el terreno [7].
El puesto de mando del ejercicio Global Guardian estaba situado en un bunker subterráneo de la base de la Air Force en Offutt (Nebraska). Allí se hallaba, naturalmente, el comandante en jefe del Stracom, el almirante Richard Mies. Debido al ejercicio, era él quien dirigía aquella mañana todos los bombarderos, misiles de crucero y submarinos de Estados Unidos. También debido al ejercicio, tres aviones militares de comando equipados de sofisticados medios de comunicación habían despegado de la base. Esos aviones (E-4B) están concebidos para controlar las fuerzas nucleares desde el aire en caso de crisis. Son centros de comando alternativos para los altos responsables gubernamentales y permiten a estos últimos dirigir las fuerzas estadounidenses y operaciones de guerra así como coordinar las acciones de las fuerzas civiles en caso de crisis importante.
En la mañana del 11 de septiembre, el personal de Fort Monmouth, una base de las fuerzas terrestres situada a 70 km de Nueva York, se preparaba para un ejercicio llamado Timely Alert II cuyo objetivo anunciado era poner a prueba las capacidades de reacción en caso de ataque químico. El ejercicio implicaba la participación de diferentes agencias y medios, como los bomberos de la base y la policía de New Jersey. En el mismo momento, en Fort Belvoir, a unos 15 km del Pentágono, se desarrollaba un ejercicio que debía «poner a prueba la seguridad de la base en caso de ataque terrorista». Mientras tanto, en el Pentágono, el doctor Matt Rosenberg estudiaba «un nuevo plan de urgencia médica basado en el improbable escenario de un avión que se estrellara contra ese lugar». Y son solamente algunos de los ejercicios organizados aquel día
Por otro lado, parte del personal más calificado para responder a los ataques estaba entrenándose al otro extremo del país. Fue ese el caso del grupo mixto de intervención antiterrorista FBI/CIA, que estaba participando en un ejercicio de entrenamiento en Monterrey (California). USA Today reportaba el 11 de septiembre que «hacia el final del día, con el cierre de los aeropuertos a través de todo el país, el grupo de intervención no tuvo cómo volver a Washington». El sitio informativo evote.com agregaba el mismo día que el FBI había desplegado «todos sus mejores agentes de operaciones especiales y lucha antiterrorista (así como los helicópteros y aviones ligeros asociados) en un ejercicio de entrenamiento en Monterrey», de manera que en el momento de los ataques «la principal agencia federal responsable de prevenir crímenes de ese tipo estada decapitada».
De la misma forma, a finales de agosto, dos terceras partes de los aviones que componen el 27th Fighter Squadron habían sido enviadas de operaciones al extranjero (a Turquía e Islandia). Con base en Langley, ese escuadrón es uno de los encargados de proteger las zonas de Nueva York y Washington…
La simultaneidad de todos esos ejercicios en el momento de los atentados reales, el 11 de septiembre en Estados Unidos, no puede explicarse por simples coincidencias. Ello lleva a considerar que los organizadores de los atentados sabían lo que se estaba preparando en el seno de los aparatos estatales de Estados Unidos y Gran Bretaña, o sea, que los organizadores, o por lo menos algunos de ellos, pertenecían a esos aparatos estatales. Pero, ¿por qué utilizar lo que sabían corriendo así el riesgo de ser descubiertos?
Punto 1: Los militares, responsables gubernamentales o miembros de los servicios de inteligencia que pudieran desear un endurecimiento político no podrían organizar atentados sin ponerse en evidencia. Esa es la función primera de un ejercicio: otorgar a quienes lo organizan la legitimidad necesaria para poner en marcha la operación, permitirles utilizar los funcionarios e instalaciones gubernamentales para hacerlo y ofrecer una respuesta satisfactoria a toda persona que pueda expresar inquietud por lo que está sucediendo. Para que eso funcione es necesario, claro está, que el escenario del ejercicio se parezca al atentado en proyecto.
Punto 2: Al ser programado para la fecha del atentado, el ejercicio permite justificar el despliegue de hombres en el terreno, hombres que llevan el uniforme de los servicios de seguridad o de socorro y que, por consiguiente, no serán molestados. Es fácil introducir entre ellos, por ejemplo, a los encargados de poner las bombas.
Punto 3: El desarrollo simultáneo de ejercicios en el momento de los atentados reales permite perturbar la ejecución de las respuestas de los servicios de seguridad y de salvamento no implicados mediante la confusión entre la realidad y la ficción. Así sucedió en el caso de los aviones del 11 de septiembre cuando hasta 29 aparatos fueron señalados como secuestrados en un momento de aquella mañana. ¿Adónde enviar entonces las patrullas? ¿Qué edificios había que proteger de forma prioritaria?… No es difícil imaginar el caos que aquello debió provocar en los puestos de mando.
La hipótesis de la existencia de organizadores de atentados en el seno mismo del aparato estatal es chocante a primera vista. Existe, sin embargo, un precedente histórico reciente. Desde finales de los años 1960 y hasta los años 1980, la red Stay behind de la OTAN orquestó atentados a través de Europa. Conocido como «estrategia de la tensión», el caso fue revelado oficialmente ante el parlamento italiano por el presidente del Consejo Giulio Andreotti en 1990 y provocó un escándalo a nivel continental. Se trataba entonces de asustar a la población para llevarla a aceptar la pérdida de parte de sus libertades individuales a cambio de un incremento de la seguridad.
Finalmente, veamos un despacho de la Associated Press transmitido el 15 de agosto de 2005, a las 15h08:
Alto riesgo de atentados en Italia según el ministro del Interior
ROMA (AP) – Un «riesgo elevado» de atentados subsiste en Italia, estimó el lunes el ministerio italiano del Interior, que anunció la organización de ejercicios para el mes próximo con el fin de comprobar la capacidad de reacción del país.
El Ministerio del Interior se refirió a esa amenaza al término de un encuentro en Roma de altos responsables de seguridad, inteligencia y defensa civil.
«Después haber examinado el nivel de las investigaciones en Italia luego de los atentados de Londres y de Charm-el-Cheik, el comité (de seguridad) efectuó un análisis profundo de la amenaza terrorista en el contexto islámico», precisa el ministerio en su comunicado. La conclusión establece que «un riesgo elevado de una acción terrorista en nuestro país subsiste», agrega el ministerio.
Ejercicios para comprobar la organización del país en caso de atentados se organizarán en septiembre en toda Italia, «con el objetivo de mantener el orden público, asegurar ayuda rápida e información correcta y de lanzar un trabajo investigativo», precisa el ministerio.
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